Lo primero a
tener en cuenta para cualquier producto audiovisual es que cuanta más calidad
tenga el original más flexibilidad tendrás a la hora de manipular el color.
Esto quiere decir que vas a tener un mayor margen a la hora de cambiar
cualquier parámetro visual del vídeo. Pero si el original ha sufrido mucha
pérdida de color la manipulación se hace prácticamente imposible y cualquier
cambio posiblemente empeorará más que mejorará la imagen.
Preservar la información de color no resulta
fácil. Por un lado, salvo en equipos tope de gama, absolutamente todos los
pasos en el tratamiento de imágenes llevan asociados pérdidas de color y esas
pérdidas, además, son acumulativas. Y resulta que el tratamiento de color es
precisamente el último paso que se lleva a cabo justo antes de la exportación
final; luego inevitablemente siempre vamos a trabajar en la peor de las
situaciones posibles: cuando ya se han producido prácticamente todas las
pérdidas.
La corrección de color ha
estado reservada durante mucho tiempo a especialistas con plataformas y
sistemas de color muy avanzados, complejos y extremadamente caros. Ahora, sin
embargo, la edición de vídeo, incluso en calidad HD, está al alcance de prácticamente
cualquiera y la mayoría de, por no decir todos, los programas de edición de
vídeo del mercado ofrecen alguna herramienta de corrección de color de modo
que, sin salir de nuestro programa de edición habitual, podremos hacer algunas
correcciones, aunque sean muy básicas.
Algunos de los programas de edición más usados y
al alcance de prácticamente todo el mundo, son las herramientas incluidas de
serie en Adobe Premiere, Sony Vegas,
Apple Final Cut Pro y Grass Valley Edius. También podremos realizar estas tareas en
aplicaciones de composición como Adobe After Effects, Apple
Motion o Autodesk Combustion. Otras aplicaciones de mucha mayor potencia, sin
embargo, quedan más alejadas del poder adquisitivo de la mayoría, tales como Avid Media Composer o
Autodesk Smoke. El software Apple Color viene
de serie en el paquete de Final Cut Studio y está dedicado íntegramente al
tratamiento del color. Las
herramientas que ofrecen estas aplicaciones son, bastante flexibles, pero hay
una serie de empresas que han desarrollado sus propios software de gestión de
color que puede integrarse dentro de algunas de las aplicaciones mencionadas o
bien funcionan de modo independiente. Estos plugins o añadidos externos suelen
ofrecer funciones de mayor potencia que las incluídas en la aplicación
anfitriona o bien pretenden simplificar o facilitar el proceso de corrección.
El proceso de corrección de color pasa,
básicamente, por tres pasos:
1. Correcciones Primarias.
2. Correcciones Secundarias.
3. Filtros y efectos para lograr un look determinado
Correcciones primarias:
Salvo que durante la grabación se mida correctamente la luz y se ajuste la
cámara con precisión, es frecuente que cuando se usan los parámetros
automáticos de la cámara encontremos en las imágenes grabadas una exposición
incorrecta (imágenes más oscuras o más claras de lo que deberían) y/o
dominantes de color, es decir, una tonalidad que "baña" toda la
imagen dándole un aspecto "amarillento", "verdoso",
"azulado", etc. La
corrección primaria se encarga de compensar estos fallos básicos y ajustar las
imágenes de tal modo que se acerquen lo más posible a la
"neutralidad" o, al menos, al aspecto que se supone deberían haber
tenido esas imágenes. Este primer paso es esencial vayamos realizar o no
manipulaciones de color posteriores. La corrección de color es un proceso muy
dinámico y cualquier cambio en una gama de colores afecta irremediablemente a
las demás. Por ello es fácil tener una sensación de falta de control y sentirse
muy perdido al principio si no se cuenta con una buena corrección inicial.
Correcciones secundarias:
Las correcciones secundarias, afectan únicamente a determinadas zonas de la imagen.
Casos típicos serían lograr más luminosidad en las caras de los personajes,
darle más intensidad al azul del cielo, ajustar tonos de piel, acentuar o
aclarar sombras, etc. Para este tipo de trabajo nuestros mejores aliados serán
las máscaras, la herramienta de selección de colores y los trackers. Las
máscaras nos permitirán seleccionar ciertas zonas de la imagen y aplicar los
cambios únicamente en esas zonas. Pueden ser máscaras geométricas sencillas,
como rectángulos o elipses, o complejas máscaras personalizadas con la forma
que queramos. Por la propia idiosincrasia del vídeo, lo habitual será que
debamos animar las máscaras mediante keyframes - cuadros de referencia - para
que siempre se apliquen a la zona del vídeo que necesitamos aunque esa zona se
desplace o mueva en pantalla. Para estos casos contar con un buen tracker en
nuestro programa de corrección facilita, y mucho, esta tarea de animación de
máscaras. La función del tracker es localizar un punto determinado en la imagen
y generar de forma automática keyframes para que sigan a ese punto. No todos
los programas de edición, sin embargo, ofrecen esta herramienta y, además,
únicamente los de más alta gama ofrecen un tracker con una suficiente precisión
como para poder confiar en ellos de forma habitual. En la mayoría de programas
encontraremos que, a menudo, resulta más rápido generar keyframes a mano que
con el tracker ya que únicamente funcionarán correctamente en situaciones de
buena iluminación y alto contraste. Otra alternativa es usar la clásica
herramienta del cuentagotas para seleccionar una gama concreta de colores.
Filtros y efectos para lograr un look determinado:
Si además de "bien" queremos que nuestro vídeo destaque, habrá que
aplicarle un aspecto, comúnmente llamado "look", que diferencie
nuestras imágenes claramente de las de cualquier videocámara doméstica. Ahora
bien, con el retoque de color sucede lo mismo que con la banda sonora. Son una
ayuda para que el espectador se sumerja en la historia que contamos. El
espectador debe notar que nuestras imágenes le atrapan, que se siente cómodo,
pero no debería saber realmente por qué. El trabajo del colorista, por tanto,
debe pasar tan desapercibido como sea posible y salvo en casos muy justificados
la discreción será la mejor arma. Aplicar looks específicos es, sin duda, la
parte más complicada del retoque de color. En primer lugar porque se necesitan
tener muy claras las ideas sobre el aspecto deseado; y en segundo lugar porque
no siempre resulta sencillo alcanzar ese resultado. El color es muy dinámico y
los cambios son sumativos. Hace falta experimentar mucho y es por ello que casi
todas las aplicaciones dedicadas específicamente al retoque de color ofrecen
una colección más o menos extensa de looks predefinidos que pueden ayudarnos en
nuestro comienzos, por un lado, a conseguir esos aspectos especiales con
facilidad de primeras y, por otro, son un excelente punto de partida para
aprender, puesto que en lugar de partir de cero tendremos ya unos puntos de
referencia y podremos fijarnos en los parámetros usados para aprender a lograr
los resultados deseados.
Las ruedas de color:
La principal herramienta de trabajo serán las ruedas de color.
Figura 1 Ruedas de color en Apple Color
De izquierda a derecha, estas ruedas nos permitirán controlar los tonos oscuros o sombras, los medios y los claros o luces altas.
Por simple que pueda parecer, esto es lo único que se hace en la corrección de color. Equilibrar añadiendo colores complementarios para compensar. La dificultad está, evidentemente, en saber añadir el tono justo, en la cantidad justa y que afecte únicamente a las zonas que queremos. Para lograrlo nos apoyaremos en las siguientes herramientas:
Niveles:
Las herramientas de corrección de niveles nos permiten controlar el contraste modificando la intensidad de las sombras y luces medias y altas. Así, podremos oscurecer o aclarar sombras, darle más o menos luminosidad global a la imagen o rescatar o quemar las zonas más expuestas de la imagen. Podemos controlar la luminosidad de forma global o modificando cada color primario de forma independiente. La flexibilidad de los niveles reside en que podemos añadir a las líneas de nivel tantos puntos de control como queramos, lo que ofrece una gran flexibilidad a la hora de modificar las sobras, medios y altos de cualquiera de los tres colores.
Figura 2 Controles de niveles
Histogramas:
El histograma muestra una representación estadística del número de píxeles que hay en la imagen con una determinada luminosidad. Si estamos trabajando con imágenes de 8 bits la escala tendrá 256 pasos representados por delgadas barras. Si trabajáramos con imágenes de 10 bits entonces la escala tendrá 1.024 pasos. Las barras de la izquierda muestran los píxeles de sombras mientras que las barras de la derecha nos mostrarán los tonos altos.
Ejemplo:
El histograma muestra una representación estadística del número de píxeles que hay en la imagen con una determinada luminosidad. Si estamos trabajando con imágenes de 8 bits la escala tendrá 256 pasos representados por delgadas barras. Si trabajáramos con imágenes de 10 bits entonces la escala tendrá 1.024 pasos. Las barras de la izquierda muestran los píxeles de sombras mientras que las barras de la derecha nos mostrarán los tonos altos.
Ejemplo:
Figura 3 Imagen de ejemplo para análisis de histograma
En este histograma se ve claramente cómo la "montaña" de barras que hay hacia la izquierda muestra que estadísticamente abundan tonos de sombras y medios-oscuros (el mar) y cómo hay unos pocos tonos altos, que en este caso se corresponden con los blancos, grises y amarillos de la gaviota.
También podríamos visualizar histogramas de color con los que poder analizar la luminosidad de cada color primario de forma independiente.
Figura 4 Histograma RGB de ejemplo
Los histogramas son una herramienta muy útil para
ayudarnos a controlar el contraste de la imagen. Sin embargo, esa información
es estadística. Es decir, nos muestra qué cantidad de píxeles tienen una
luminosidad u otra pero no nos muestra dónde, exactamente, están localizados
esos píxeles en la imagen. En el ejemplo anterior era muy fácil distinguir los
elementos porque cada uno de ellos tenía una luminosidad claramente diferente.
Sin embargo, en la siguiente imagen resulta muy complicado distinguir los
elementos mirando únicamente el histograma.
Figura 4 Histograma de la imagen de ejemplo anterior
Figura 6 Parade de la imagen de ejemplo
Figura 7 Parade superpuesto en la imagen de ejemplo
Así, se aprecia claramente que la parte izquierda de la imagen es la más oscura
(en la parte izquerda del parade los píxeles están muy bajos en la
escala) y que en la zona donde está saliendo el sol hay un gran reparto
de píxeles que abarcan desde el máximo de luminosidad, que se corresponde
con el sol, a los que tienen el valor mínimo (suelo, ruedas...) Dependiendo del
tipo de imagen la herramienta parade puede sernos de más utilidad para analizar
una imagen que el histograma. Sin embargo, todavía no hemos visto la verdadera
potencia del uso de parades. Al igual que sucede con los histogramas, también
podemos ver parades separados por color. Veamos el del ejemplo de la imagen del
avión:
Vectorscope:
Figura 8 Parade en color
La herramienta vectorscope es un círculo dividido en zonas cromaticas (rojo, magenta, azul, cian, verde y amarillo) que nos proporciona una información inestimable a la hora de conocer la variedad cromática y saturación de una imagen.
Figura 9 Anális vectorscope
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